miércoles, 9 de febrero de 2011

SONETO A LA PRIMERA VEZ

Con ternura te la abría,
Más tu temor inicial,
Me hizo suponer normal
Tu queja, porque te hería.

Yo seguí perseverante,
Tu la veías perdida,
Fui más tierno que un amante,
No merecí tu mordida.
Por fin como una grán puerta,
Entre gritos y sofoco,
Molesto por aquél foco,
Rendido quedaste abierta.

Penetré con grán cuidado,
Siempre he tenido talento,
Y haciéndome el despistado,
Metí todo el instrumento.

Tu rigidez inicial,
Se convirtió en movimiento,
Con ese terrible lamento:
Me haces daño, animal!

Poco a poco, entre dolores,
Logré aquello que deseaba,
Tu fingias estertores,
Más se te chorreaba la baba.

Cuando creí conseguido,
Mi objetivo principal,
Me dí cuenta que al final,
Aún no cobraba sentido.

Entonces me hice un enredo,
Al ver que no te alcanzaba,
Metí un dedo, el otro dedo,
Pero nada, no llegaba.

Toda una mano, ya ves,
Tampoco fue suficiente,
Si no fuera tan decente,
Te hubiera metido los pies.

Las fuerzas se me escapaban,
Y tu no me dabas respiro,
Las piernas flojas temblaban,
No permitías el retiro.

Saqué los dedos, la mano,
Tu perdias el aliento,
Te retorcías cual gusano,
Y no salía el instrumento.

Tanto que costo meterlo,
Y ahora no podía sacarlo,
Te juro que temí perderlo,
¿Nadie volverá a chuparlo?

Y en el último momento,
(De fondo un grito ahogado),
Salió todo el instrumento,
Baboso y ensangrentado.

Respiraste satisfecha,
Mi suspiro fué más vago,
Me miraste con reproche,
Sin pensar en mi lumbago.

Sé que estás adolorida,
Más te vas, corre que vuela,
Parecías agradecida,

Por fin te he sacado la muela!!!

El Dentista.

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