Es un tema que nos asusta y le damos la vuelta para imaginar que no existe, pero es una realidad inevitable.
Hay que ser realistas, las drogas se han convertido en un via crucis para muchas sociedades y aunque le echamos la culpa a los gobiernos y los narcotraficantes, la realidad es que la culpa la tenemos nosotros.
La realidad es que nos hemos vuelto indiferentes al apoyo social para recuperar a la juventud y crear tanto espacios, como actividades, como programas en donde los jóvenes puedan desarrollar sus verdaderas habilidades.
La música, el deporte, la pintura, el estudio por las ciencias y la curiosidad humana hacia la naturaleza se han intercambiado por facebook y videojuegos. Los pinceles se han cambiado por balas, las flautas por pistolas y los libros por las calles.
Pero repetimos, la culpa es nuestra, por preferir ignorar a las organizaciones sociales que se dedican a promover el bienestar social y preferimos invertir en vanalidades y cosas que no nos van a dejar algo útil en la vida.
Y a pesar de que se ha convertido en un negocio de sangre y lucha, es una realidad que ni los militares, ni el gobierno, ni los vendedores de drogas, son los responsables de esto, ya que como todo buen negocio, este también tiene su clientela.
Así como sabemos que la coca cola es mala para nuestra salud, o el cigarro y el alcohol, compramos estos productos y apoyamos a una industria que técnicamente es nociva para la salud, pero una vez más, ni Marlboro, ni Corralejo ni Coca cola tienen la culpa y es simplemente porque nosotros somos los que compramos esos productos.
Tan es así, que Marlboro pone mensajes en sus propios productos los riesgos de consumir cigarro, Coca cola pone mensajes de tener buena alimentación y ejercicio y así podemos seguir con el cuento de nunca acabar.
Con este mensaje, lo único que queremos decir es que cumplamos con nuestros deberes sociales, familiares y personales para apoyarnos unos con otros y luchar por un mejor futuro y buscar nuestros objetivos y habilidades dentro de cada uno de nosotros.
También hay que ser realistas, las drogas no desaparecerán, pero si se puede buscar la manera de transformar esta realidad y saber que podremos continuar hacia un futuro para la humanidad.
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