La fuerza de un hombre no se denota en el ancho de sus hombros. Se denota en la intensidad de un abrazo.
La fuerza de un hombre no se escucha por el tono de su voz. Se escucha en las palabras amables que susurra.
La fuerza de un hombre no se demuestra en el respeto que tiene en su trabajo. Se demuestra por el respeto que tiene en su hogar.
La fuerza de un hombre no está en que tan duro golpea. Se encuentra en la delicadeza con la que toca.
La fuerza de un hombre no se valora por el vello sobre su pecho. Se valora por el corazón que tiene dentro del pecho.
La fuerza de un hombre no está en el número de mujeres que ha amado. Está en verdadero amor que puede darle a una mujer.
La fuerza de un hombre no se mide en el peso que puede levantar. Se mide con el sacrificio que entiende y supera.
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