viernes, 1 de octubre de 2010

POR ESO NO HAY QUE CAMBIAR NOMBRES

El pequeño Muhamad comienza la escuela primaria en París.

¿Cómo te llamas? le pregunta la maestra.

Muhamad, le contesta el pequeño.

Aquí en Francia, dice la maestra, no existe el nombre Muhamad, así que, de hoy en adelante, te llamarás Jean-Pierre.

Por la tarde, al llegar a su casa, la madre le pregunta:

Muhamad, querido, ¿qué has aprendido hoy en el colegio?

Que no me llamo más Muhamad. Estamos en Francia y mi nombre es Jean Pierre.

¿Qué has dicho¿te avergüenzas de tu nombre? ¿Reniegas de tus padres?

Y le da una paliza que lo deja llorando.

En eso llega el padre y al enterarse, lo revienta a golpes.

Al día siguiente, el pequeño Jean Pierre-Muhamad llega al colegio con la cara hinchada de los golpes. La maestra le pregunta:

¿Que te pasó, mi querido Jean Pierre?

Nada, que dos horas después de haberme convertido en francés, me atacaron dos terroristas árabes.

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