Ayotzinapa se ha convertido en la clave para demostrar lo que ha sido obvio por décadas. La interminable voluntad del gobierno mexicano para mantener a una población más allá de la cordura, el orden, la paz y evolución de la misma.
Pero no toda la culpa la tiene el gobierno. La tenemos nosotros por no levantar algo más que la voz y es por eso que el gobierno siempre ha sido como es. Palabras que se las lleva el viento no sirven para transformar y detener al ignorante que gobierna y tampoco soluciona el dolor de aquellos que desean ver a sus seres queridos una vez más.
Deseamos que esto no sea real y que Mora Venancio y sus compañeros sigan con vida.
Ya ha sido demasiado el golpe por parte de las autoridades con tanto empeño en detener un pueblo que está a punto de estallar, pero la pregunta es, cuántos más habrán de morir antes de que finalmente el pueblo reaccione?
Pensamos que a nosotros no nos va a pasar. Pensamos que estamos a salvo o que nuestras casas nos van a proteger, pero dentro de poco eso también va a desaparecer si no hay reacción a tiempo. De por si nuestro país ya está siendo violado más por industrias y gobiernos extranjeros, ya es el colmo que incluso nuestras vidas estén disponibles para la venta.
No será sorpresa que hayan querido llevarse a estos estudiantes para venderlos o usarlos como aquellos indocumentados que se hallaron muertos en el norte del país y que fueron útiles para los cárteles. O aquellos indocumentados que desaparecieron en la costa este de México porque sus órganos eran buenos para la venta en el mercado negro.
Ya es tiempo de detener estos sacrificios innecesarios porque no hay precio para la vida de una persona. Realmente exijimos respuesta por la ausencia de los 43.
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